sábado, 25 de noviembre de 2017

Estos días

Estos días ando tristona... Una canción y un trozo de un postre han sido los detonantes. Hacia tiempo que no me sentía así, como vacía... No es nada en concreto pero si todo en general... De esos días en los que lo único que te apetece es enredarte entre las sábanas y dejar que el días, las horas, los minutos y los segundos pasen sin hacerte notar, sin que se note que estás ahí, sin que nadie recuerde que puede llamarte, quedar o simplemente hacerte participar en la vida cotidiana, esa vida que quieres evitar a toda costa.
A vece me siento así sin motivo aparente, es como si mi cuerpo y alma neecsitaran esos días para recargar, para aligerar la carga y volver con más fuerza. Canciones y poca cosa más, en bucle, reconcomiéndome, recordándome y haciendo que me hunda más y más en ese sentimiento de tristeza para una vez que ya no pueda ir más abajo, que haya tocado fondo, volver a subir, a sacar la cabeza y respirar hondo, sin parar y recuperar mi vida allí donde la dejé.
Siempre he sido capaz de hacerlo, espero que esta vez también lo consiga.

martes, 25 de julio de 2017

Escribir

Hace tanto que no poso mis dedos sobre el teclado para nada más que unas pocas palabras que casi creo haber olvidado como se hace.
Hace un tiempo no podía vivir sin escribir, casi todo mi tiempo libre era para plasmar en palabras todos mis pensamientos, creaba historias a partir de una frase, una sensación o un recuerdo. Las escribía cortas y largas, lentas y trepidantes, públicas o privadas. Ahora me cuesta un mundo hacerlo, nunca encuentro el momento, las sensaciones...
Es un síntoma, una consecuencia que algo no va bien y soy consciente de ello, lo sé, lo noto y lo siento... Mis pensamientos se mueren en el cerebro; sería una buena terapia pero ni tan siquiera eso me ayuda.
Pierdo el tiempo en mirar vídeos antiguos, series de hace más de una década o simplemente me dedico a ver el tiempo pasar. ¿Quizás es que no tengo nada que contar?¿Ya lo conté todo? supongo que la solución es mucho más sencilla de lo que me creo, simplemente mis prioridades o maneras de expresar lo que siento o como me siento ha cambiado y lo que antes era una necesidad vital ahora se ha quedado en un simple recuerdo... Ni siquiera sé si todo esto que estoy contando tiene algún sentido o sería capaz de conmover a alguien, ni tan siquiera a mi misma... Tentada de borrar, de darle al botón que de un plumazo haga que todo esto que he escrito hasta ahora desaparezca y nunca vea la luz, ¿me habrá servido de algo escribirlo aunque nadie lo lea?¿necesito que alguien me diga que todo está bien y que sólo son fases (Aunque lleve mucho tiempo en el dique seco)? ¿Debería forzarme, ponerme delante del desafío del papel en blanco a ver que sale e ir probando hasta conseguir ¿qué sé yo?
La conclusión es que no hay una solución que valga, todos son buenas o malas dependiendo sólo del prisma con el que lo mire en ese momento y hay que asumirlo.
Quizás algún día, sin esperarlo, esas palabras vuelvan a fluir, a estremecerme, a hacerme disfrutar como antes y pueda crear de nuevo esas historias que tanto me gustaba imaginar...

viernes, 18 de diciembre de 2015

Muerte

Ante la muerte ¿alguien debería decirnos cómo debernos sentirnos? los seres humanos tenemos asumido que la muerte de alguien es siempre triste y penosa y que además conlleva, inevitablemente una profunda pena a todo su alrededor pero ¿y sino siempre es así? ¿y si esa muerte supone una liberación, una tranquilidad o incluso una alegría? ¿Debemos sentirnos mal por tener esos sentimientos o sensaciones?¿Deben los demás cuartarnos dichos sentimientos porque el resto no los van a entender?

Somos individuos independientes y por tanto cada uno siente y procesa sus sentimientos de distinta manera, ni mejor ni peor, sencillamente distinto y nadie, nadie, debería cuestionar si las maneras son correctas o incorrectas porque al hacerlo podemos causar mucho más daño del que en teoría se quiere remediar.

En momentos como estos cada uno debería ser egoísta y mirar primero para si, lo que le hace mejor y luego pensar en los demás...

martes, 21 de enero de 2014

Hundo

Me hundo, sin remedio, sin poder evitarlo y ni siquiera intentarlo, no me quedan fuerzas y las pocas que quedan casi las uso para hundirme más...

No tengo ganas ni de mover un dedo y lo peor es fingir que si quiero, que si puedo, que no pasa nada, que todo está bien... sólo en la soledad de mi hogar, en el silencio de la soledad soy yo misma y me muestro tal y como realmente estoy. No es nada y es todo, es un instante y luego nada... sólo una chispa que intenta prender donde no hay mecha porque la perdí hace tiempo.

¿Peor? claro que todo puede ir peor, de hecho lo hará en breve pero ese momento ya no me cogerá con ganas, las he perdido por el camino...

Necesito algo a lo que agarrarme para subir, para volver a sentirme igual que cuando estoy con gente a mi alrededor...

Y no pido ayuda, no porque no quiera sino porque, sencillamente, no sé

domingo, 19 de agosto de 2012

Mucho más que acero

Forma parte de mi, de mi anatomía y son poquísimas las veces en las que me separo de ella... es de acero, discreta, sin pretensiones pero guarda un enorme significado en su interior...

Es un compromiso, un recordatorio, un regalo, una insignia...

Nunca nadie dijo que fuese fácil, pero si no se intenta no puede llegar a conseguirse... requiere un esfuerzo diario, un mimo y un cariño que debe regarse y profundizar cada día del año, no vale sólo en vacaciones o en días festivos... son detalles, no hacen falta demasiadas cosas, la mayoría de veces sirve un mirada, una caricia, una sonrisa o simplemente un silencio... porque no siempre hay que llenar el tiempo de palabras, a veces los silencios ayudan mucho más que un gran discurso...

Ese acero es el recuerdo de cada día, de cada sonrisa, de cada mirada, de cada lágrima, de cada grito, de cada silencio, de cada caricia, de cada te quiero, de cada te extraño... es acero pero para mi es mucho más que eso...

domingo, 23 de octubre de 2011

Recuerdos

Han pasado ya cuatro días de tu ausencia, aunque yo lo sé desde ayer... y desde ese instante, cuando colgué el teléfono no paro de recordar tu sonrisa, tus ojos brillantes por la alegría, tus gestos, algunas de tus palabras, tus silencios, tus dudas aquellas tardes de verano donde tu corazón te decía que hicieras una cosa y tu mente te pedía prudencia, las comidas en la caseta, las ferias, los viajes en el saltamontes, el año en que todas tuvimos nuestro osito de color, las cartas que durante años hicieron nuestros inviernos algo más cortos...

Las circunstancias hicieron que nos separásemos, nos hacemos mayores y lo que antes era diversión se convierte en obligación y nos impide hacer muchas de las cosas que deseamos. Nunca supe si habías conseguido esa plaza ansiada, si habías decidido, por fin, que esa persona que te acompañaba desde tiempos inmemoriales era la adecuada para pasar por el altar, si habíais decidido tener algún bebé corriendo entre vuestras faldas. Nunca supiste que después de que me rompieran el corazón en trocitos lo recompuse y desde hace casi once años soy la persona más feliz del mundo, nunca te dije que era más que una duda y no lo hice porque sabía que te sentías incómoda, que no querías que la gente pensara algo más donde no había nada y me dolió, claro que lo hizo pero también lo entendí porque los conocía y era yo la que me iba al terminar el verano y eras tú la que se quedaba todo el año. Me dolió no volver después, pero fue imposible por una parte y por la otra yo tampoco quise.

Ahora no sé si volveré, pero estoy segura que cuando pase por la puerta de tu bloque giraré la cabeza como hacia siempre para ver si la casualidad hacia que salieses en ese momento. Sé que es imposible, que nada de lo que vivimos se repetirá, que ahora ya sólo me quedan los viejos recuerdos, aquellos en lo que tú siempre sonreías, siempre tenías una mano tendida, aquellos en los que el futuro ni siquiera asomaba por el horizonte.

Te voy a echar de menos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Tiembla (Sonrisas I)

La tierra acaba de volver a temblar… la actividad ha cesado durante un par de minutos pero enseguida hemos vuelto a lo nuestro, no hay tiempo que perder, bajo esas moles de piedras podrían haber personas con vida. No podemos desfallecer ahora, antes del temblor hemos oído un grito o un llanto y eso nos da la seguridad de que alguien ahí abajo nos necesita.

Llevamos casi 36h sin dormir y el esfuerzo se empieza a notar, los perros deambulan más antes de ponerse sobre la pista y empezar a escarbar sobre la masa de piedra. Sabíamos a lo que veníamos pero fue un duro choque abrir los ojos a la realidad que nos encontramos, somos conscientes de que nuestro esfuerzo sólo servirá para aliviar a un número muy pequeño de personas pero al menos estamos aquí para intentarlo.

Hay demasiado ruido y necesitamos silencio, oigo algo aquí debajo, es como antes, parece un llanto muy débil.

-¡¡Chicos!! Ayudadme aquí, se oye algo- grito hacia la otra parte de los restos que estamos sondeando.

Piedras y piedras, muy lento, demasiado pero necesario, si fuéramos más rápido se podría hundir y desaparecer toda esperanza. Así que hay que ir despacio, muy despacio, piedra a piedra, a mano, apartando poco a poco, mirando que sacamos por si fuera apoyo para algo. No hay duda de que aquí cerca hay alguien, le gritamos que aguante, que estamos aquí, que vamos a por él… su respuesta es un hipido apagado, está perdiendo las fuerzas y lo sabemos, nuestro tiempo se agota, se hace de noche, cada minuto hace más frío y no creemos que nadie aguante otra noche en estas condiciones… Las piedras son más pequeñas, vamos algo más rápido, cada instante paramos para escuchar su llanto, nos guiamos por lo que oímos y a nuestro alrededor se ha hecho el silencio.

Levantamos una piedra grande y allí debajo como si de una cueva natural se tratara, acurrucado, desnudo, con las lágrimas congeladas sobre el rostro, alguien me mira con los ojos vidriosos… parece estar bien, asustado pero bien. Me acerco la manta antes de que el médico le haga un reconocimiento para poder clasificarlo. Me agarra la mano, , es un chiquillo de no más de ocho años, un milagro esa piedra que le dejó el espacio suficiente para acurrucarse; le digo que todo está bien, que ya nada tiene que temer, debe reconocer mi voz por intenta mirarme y entonces sucede, me regala una enorme sonrisa de agradecimiento…

Texto: Dsdmona

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martes, 28 de octubre de 2008

Débil es la carne (Deseos VI)

La primera vez sólo cruzamos nuestra mirada, por casualidad, diré que estuvimos durante dos segundos en el mismo espacio/tiempo pero fue suficiente para que mis ojos se quedaron prendados de los suyos. Cada día acudía al mismo sitio y a la misma hora para intentar volver a cruzar esos segundos con su presencia, tardé un par de semanas en conseguirlo, esta vez había alguien más, quizás su ¿novio, marido, amigo íntimo? Lo digo porque parecía tener mucha familiaridad, cercanía y yo desde la lejanía ardía por tener este tipo de contacto. Tampoco esta vez pude averiguar nada de como era. Decidí seguir sus pasos allí donde fuera, intentar encontrar aquel momento en el que pudiera volver a fijarse en mí porque estaba convencido de que la primera vez ya se había fijado.

Durante un par de horas sólo entró y salió de varias tiendas sin comprar apenas nada, la tarde pasaba y mi idea parecía haber fracasado hasta que en la última tienda decidí pasar a la acción, se me acababa la paciencia. Esperé mirando el aparador hasta que vi que se acercaba a la salida, me crucé en la puerta a la vez que salía, fue inevitable, tropezamos y, he de reconocer que exageré, me caí al suelo. Se deshizo de sus bolsas y se acercó para levantarme disculpándose por su torpeza, si supiera… le dije que la culpa había sido mía en realidad, me agarré a su brazo al levantarme y noté que temblaba… le invito a un café para que vea que estoy bien… no debería pero la verdad es que me ha quedado el cuerpo algo destemplado… así fue como conseguí ese primer café, como conseguí volver a cruzar mis ojos con los suyos y descubrir que además tenía unos labios preciosos, una sonrisa que me conquistó la primera vez que la utilizó, tenía el cuerpo esbelto, se notaba que hacia gimnasio, sus manos acariciaban la taza con mucha delicadeza y por un instante deseé que fuera mi cuerpo el que estuviera entre mis manos.

Esta idea lleva obsesionándome desde entonces, apenas puedo dormir porque cuando lo hago en mi mente sólo aparece su cuerpo, me lo imagino desnudo, entre mis brazos y regalándole mis besos y mis caricias mientras disfruta de ellos. La veo siendo yo el objeto de su deseo, pronunciando mi nombre cuando llegamos al momento del clímax, diciendo entre susurros lo mucho que me quiere, lo que me ama y lo que ha tardado en encontrar a alguien como yo… no lo soporto, despierto y no está, todo ha sido un sueño y yo quiero que sea real, tanto como el recuerdo que tengo de su tacto en mi piel. He seguido sus pasos muchas veces más aunque siempre en la distancia, sin descubrir mi presencia, cobarde, lo sé pero me bloqueaba, tanto que deje de hacerlo, seguirla, pero a los dos días la necesitaba tanto que tuve que volver a verla y entonces todo fue peor… la deseaba mucho más, con todas mis fuerzas y verla con cualquiera me destroza por dentro. He averiguado donde trabaja, me paso las horas allí delante, sentado esperando que salga con cualquier excusa, lo hace siempre acompañada, de gente diversa, no siempre con la misma pero a todos los trata con cercanía y a mi ni me ve. Las noches cada vez son peor, me masturbo repetidamente con su imagen en mi cabeza y la sensación de ser ella quien lo hace, pero el placer es cada vez más escaso, la necesito de verdad, la deseo… pero en carne y hueso, ya no me sirven las fantasías, debo hacer algo…

Ayer me disfracé de ladrón, como en las películas pasamontañas y una pistola de juguete, para pegar una paliza a uno de sus acompañantes, es ese que casi siempre va con ella cuando termina el trabajo, le coge la mano, le besa esos labios que son ¡¡míos!!, los he seguido, van muchas veces a casa de ella, a veces a casa de él, las menos, pasan la noche juntos y yo no puedo dejar de pensar en que debería ser yo quien estuviera entre esas paredes. Ayer salió solo, lo seguí camino del autobús y cuando pasó por un sitio oscuro le ataqué, no sabe que es por ella, se piensa que un ladrón le quitó todo lo que llevaba pero lo dejé bien magullado, le di con todas mis fuerzas, luego me masturbé pensando de nuevo en ella. Esta mañana casi la abordo para hablar con ella, estoy convencido que si le cuento lo que me ocurre seguro que me ayuda, pero una vez más me la han robado, delante de mis narices ha preferido la compañía de otro de sus “amigos” a la mía, la odiaría sino fuera porque la quiero mucho… si ella quisiera podríamos vivir juntos, ser tan felices… si ella quiere… y sino también podríamos serlo, más complicado pero seguro que termina por quererme…

Tengo un plan, primero contárselo y sino sale como los dos queremos, la llevaré bien lejos… pero juntos


Texto: Dsdmona

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viernes, 5 de septiembre de 2008

Inocencia (Deseos V)

- Abuelo ¿por qué siempre pedimos un deseo cuando soplamos las velas?
- Ay niña, eso empezó mucho antes que yo naciera. Siempre se ha hecho así.
- Entonces…
- Es lo que se llama tradición, una acción que pasa de padres a hijos a lo largo del tiempo…
- Entonces ¿puede ser que algún día la gente ya no pida deseos cuando sople las velas?
- Puede ser pero es muy difícil. No lo hacemos sólo aquí, lo hacen en muchos sitios del mundo.
- Yo no sé si quiero pedir un deseo en mi próximo cumpleaños…
- ¿y eso?
- es que nunca se me ha cumplido ninguno
- ¿puedo preguntar que pediste como deseo?
- ummm, el año pasado pedí que Gustavo me diera un beso y todavía lo estoy esperando… hace dos pensé en que quería aprobar el examen de inglés que tenía al día siguiente y lo suspendí…
- cariño, los deseos hay que provocarlos también para que sucedan, no puedes desear un beso y sentarte en un banco a que llegue…
- pero no me gusta. ¿a ti se te cumplen los deseos?
- siempre pido el mismo y de momento si que se cumple
- ¿Cuál es, abuelo?¿me lo puedes decir?
- Claro pequeña… mi deseo es vivir muchos años al lado de tu abuela.

Texto: Dsdmona

viernes, 16 de mayo de 2008

¿Lo harías? (Deseos IV)

Oigo ruido, será ya la hora del desayuno. La misma rutina de cada día, primero la alimentación, después el baño y luego sesión de lectura, otra vez comer, siesta, visita, paseo y luego a dormir para descansar del ajetreo del día.

Lástima que la comida apenas sea una especie de puré que me inyectan directamente en el estomago; no saber si estoy comiendo ese filete que tan bien le quedaba a mamá o esas verduritas a la brasa que papá preparaba como nadie. Haber olvidado el sabor de las migas de pan, del emboque de ese vino que nos habíamos tomado en medio de la montaña con Ana. No recordar lo que es tragar un pescado o una salsa picante, ni tan siquiera poder imaginar lo que es beber agua.

El baño estaría bien si quien me lavara fuera Ana y no el enfermero de turno, era mucho más atractiva Ana, esos pechos pequeños pero sugerentes y turgentes que me volvían loco con sólo intuirlos. Mataría por poder volver a tocar su piel, aunque la verdad es que mataría por acariciar cualquier piel, porque mi mano pudiera moverse de sobre la sábana y desplazar su piel y sus huesos y depositarse sobre otra piel y otros huesos y acariciarlos, hacer que se erizara con el simple contacto de las yemas de mis dedos. De estremecerme por poder sentir de nuevo la sensación de generar algún otro sentimiento que la compasión.

La tortura principal es la sesión de lectura, ¿cómo hago para decirle que ese libro no me gusta?¿qué prefiero el silencio a oír su voz astillosa arrastrando las “s”?¿cuándo se dará cuenta que nada de lo que pueda leerme me devolverá al pasado que es el único lugar donde quiero volver?¿por qué se empeña en decirme que así volamos a otros mundos y viajamos en el tiempo?¿no se da por aludido cuando cierro los ojos al abrir el libro?, tonto de él todavía piensa que lo hago para concentrarme mejor… nunca me soporté a Saramago me gustaría gritarle pero las palabras se me atragantan en las cuerdas quedando atrapadas en su silencio, aunque pase aire entre ellas ya nada las hace vibrar como antes…

La comida para olvidar como el desayuno y la siesta ¿qué puedo decir? Si estuviera cansado como cuando trabajaba, si durmiera poco por trasnochar, si acudiera a todos y cada uno de los estrenos a los que me invitaban si necesitaría una siesta pero ahora… ¿de qué me sirve? Para que mi mente me recuerde en sueños, una y otra vez, como era mi vida de antes, lo que tenía y ya no tengo, lo que era y en lo que me he convertido, en el vegetal en que se han transformado mis articulaciones, mis extremidades… las mismas que antes podían correr un maratón en poco más de dos horas y media y ahora son incapaces de empujar un triste pañuelo con los dedos de los pies… No tengo sueño, no tengo sueños y aún así me obligo a cerrar los ojos, a veces es mejor ver la oscuridad que los ojos de quien me acompañan, descanso así de ver tristeza en sus pupilas.

El paseo diario sirve para recordarme lo vivo que está todo en comparación a lo muerto que yo estoy. Gritos, risas, cabellos al vuelo, carreras, ojos brillantes, palabras de arrullo, de cariño, de ánimo, de despedidas… me recuerdan lo que soy, un preso en su carcel de huesos y piel. Imposible moverse de aquí, no hay conexión, estoy vivo y muerto a la vez.

Y las visitas, mamá y papá, nadie más no nos engañemos… sus ojos y sus palabras lo dicen todo, tristeza es lo único que transmiten pero que otra cosa podrían hacer cuándo les dicen que su hijo, el único que tienen, está atrapado dentro de su cuerpo, que nunca se recuperara, que entiende, oye, ve, siente todo lo que pasa a su alrededor pero es incapaz de transmitirlo y comunicarse con el exterior. Síndrome del cautiverio lo llaman y yo lo llamo estar muerto en vida y es por eso que quiero morir, quiero ser libre de nuevo, dejar de ver esa tristeza en aquellos que lo dieron todo por mi en algún momento, dejarles seguir con su vida sin tener que cargar conmigo, con un vegetal que lo único que pueden esperar de él es que se vaya marchitando… que menos que adelantar el trabajo… pero ni eso puedo hacer, dependo de alguien de buena voluntad. Ellos no lo entienden ¿lo entiendes tú?¿lo harías?


Texto: Dsdmona